Niña
Volví sobre mis pasos al
verte,
deshaciendo mi tranquilo itinerario;
superfluo , baladí, quizás,
y sin embargo, ahora añorado.
Niña, criada al vacío,
arrullada por océanos
calmos, de mil colores,
te infiltraste en mí
lacrando la salida.
Perdido en tus anhelos
soñé tu corazón,
y aquella madrugada,
mi voluntad quebró
tu coraza hormigonada de
recelos y tabúes.
Rehén de tus principios,
tu esencia se desmoronó.
El vértigo en tu mirada
presagió el final,
niña.
El amargor posado socavó
mi corazón.
Colgado de soles y lunas,
lunas y soles sucediéndose
eternamente,
sin descanso ni
tregua para mis heridas abiertas,
sedientas de ti, continúo caminando, casi ciego.
Simple inercia, con la
vida anclada
a una ilusión sumergida
en los pliegues de tu esencia,
niña.
Oteo el horizonte en
búsqueda continua,
perdido,
rastreando el norte a través del sur.
Tus ojos en sueños me
persiguen
para abandonarme con crueldad al abrir los míos.
Sigo el camino, ahora
sinuoso,
de una vida yerma, sumergida
en una profunda grieta
oscura,
sin oxígeno,
marcada por la
desesperanza de no volver a verte.
Añorándote,
maldiciéndote, queriéndote,
niña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario