lunes, 29 de junio de 2015

Un homenaje a mi querida España

España diversa

Las fichas del puzle  que componían aquel mosaico de estados medievales aparecían dispersas sobre la mesa. Se rozaban ignorándose, creyéndose unas con mayor  rango que  otras, mientras que   las hábiles manos de Isabel y Fernando se apresuraban para ubicar cada una de ellas en el lugar adecuado, evitando en lo posible enfrentamientos abiertos. 
Aquella amalgama  de sutiles y complicadas formas, de tonalidades diversas, de texturas diferentes aunque aparentemente iguales,  iba tomando cuerpo; las piezas encajaban unas con otras no sin dificultad. Los meses corrían veloces como si participaran en un maratón, con el agotamiento como compañero, deseosos de alcanzar la meta.
El tiempo apremiaba y el puzle permanecía inconcluso; apenas un número insignificante de fichas aguardaban su turno, hasta que aquel  dos de enero de 1492, el último reducto musulmán peninsular sucumbió permitiendo dibujar el perfil de la Alhambra en la construcción. Emergía un abanico de posibilidades que iría agrandando el tamaño del rompecabezas: Fernando se afanaría en perfilar  la figura del Gran Capitán en Nápoles, Isabel se lanzó decidida a surcar el inmenso océano añadiendo las tierras descubiertas al final de la travesía; ninguno quedaba a la zaga
Y con destreza, ahínco y cariño, aquel gran puzle donde se dibujaba nuestra nación aparecía completo dejando impresas las huellas de  aquella España diversa, aquella diversidad de España.


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